El Zar de Rusia Pedro I, el
Grande, recomendó a su país, antes de la revolución bolchevique, que su destino
era unirse a Europa, donde estaba la civilización y el progreso y desprenderse
de una serie de republiquetas que vivían parásitas de Rusia.
Cuando narraba esta historia a
mis alumnos militares de geopolítica, más de uno, aun a riesgo de que el
régimen autoritario chavista lo execrara, no aguantaban y decían: “eso es lo
que nosotros tenemos que hacer con Nicaragua, Cuba, Argentina, Bolivia,
Ecuador, Granada, que viven parasitas de Venezuela”.
El prepotente Presidente del
Ecuador Rafael Correa, se dedica a llamar a la oposición venezolana golpista y
en discursitos a sus compatriotas que Venezuela prácticamente no existía antes
que Chávez llegara al poder. Que era un país pobre, hambriento, con el dinero
de sus oligarcas invertido en mansiones en Miami.
A este caciquito hasta hace poco
con la manía de relegirse hay que recordarle que en los cuarenta años de
república civil que tuvo Venezuela desde
1958 a 1998, hubo el mayor progreso y desarrollo de esta nación, donde la
oposición ganó el poder varias veces, con una PDVSA modelo en el mundo,
reservas internacionales cuantiosas, país sin emigraciones de sus
nacionales, supermercados llenos de
comida, becarios en el exterior, militares en los cuarteles, separación de poderes,
un bolívar verdaderamente fuerte.
Es notable que ya no vienen a
Caracas, Evo Morales, Daniel Ortega, Raúl Castro, Rafael Correa, los ex
Cristina Fernández, José Mújica, Manuel Zelaya, aduladores de todo pelambre,
lisonjeros, pilletes, que colmaban a Chávez de toda clase de alabanzas, para
arrancarle los dólares del petróleo que ahora no nos devuelven, ante la crisis,
ni en caraotas, arroz, café, azúcar y otros productos de los cuales escasean
los venezolanos. Era lo que el célebre periodista Pedro María Morantes, Pío
Gil, llamaba los felicitadores. Apuntando que “Si no hubiera déspotas, no
hubiera serviles”.
Nadie puede ocultar la crisis
humanitaria y moral que atraviesa Venezuela. No hay alimentos, medicinas,
buenos hospitales, escuelas excelentes y hasta se duda si las reservas internacionales
en oro, están en las bóvedas del Banco Central de Venezuela y no se las han
llevado para Cuba. Es la época donde un Presidente que debiera renunciar por
incapaz, vale más que un letrado.
Julio Portillo
julioportillof@gmail.com
@julioportillof
Zulia – Venezuela
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