Como están las cosas
en Venezuela si Nicolás Maduro tuviera un mínimo de vergüenza y quisiera a los
venezolanos tal como lo dice a cada rato que encadena la radio y la televisión,
renunciaría al cargo de presidente de la república para facilitar la transición
hacia un nuevo equipo de trabajo con capacidad que tome las medidas para
corregir el desastre económico y social creado por su gobierno. Un nuevo gobierno de integración nacional
cuyo único objetivo sea sacar a Venezuela del hueco donde está, y que no esté mirando para ningún lado sacando
costos políticos ni beneficios electoreros.
Un país donde la
gente para comprar alimentos y medicinas debe jugar una especie de ruleta de la
suerte haciendo tour por supermercados, abastos y farmacias, donde después de
hacer largas colas la mayoría de las veces le dicen que el producto que
solicitado no lo hay. Y cuya crisis no es solo en esos rubros si no que la
escasez es de todo, y lo poco que se consigue después de verdaderas odiseas hay
que pagarlos con un ojo de la cara, su presidente solo maniobra para ver como
se atornilla en el poder para seguir robando lo poco que queda.
Un país donde los
enfermos mueren por no recibir a tiempo los medicamentos y otros que no pueden
cumplir con los tratamientos ordenados por los médicos por recibir las
medicinas incompletas, donde todos los días y a cualquier hora vemos en las
redes sociales como personas escriben con mucho dolor y desesperación solicitando
un medicamento del cual depende la vida de un familiar y a los dos o tres días esa misma persona escribe
diciendo que lamentablemente ya no necesita la medicina porque su hijo, su mamá
o su hermano murió. Es un dolor que Maduro ni los enchufaos en el gobierno
sienten.
Un país donde dos
madres se pelean ocasionándose daños físicos por agarrar el único paquete de
pañal o el kilo de leche existente en el anaquel del supermercado o de la
farmacia y la mayoría de los venezolanos somos sospechosos de traficar como
bachaqueros, obligándonos a colocar el dedo pulgar en una capta huellas para
que el vendedor compruebe que no hemos comprado un kilo de harina pan o un
litro de aceite en otro establecimiento. Por supuesto que este procedimiento no
afecta a los enchufaos en el gobierno porque ellos van en avioneta a las islas
del caribe a comprar lo que necesitan.
En las colas para
poder comprar alimentos y medicinas a las que Nicolás nos ha obligado soportar
siguen pasando muchas humillaciones al ser humano, tal como ocurrió en El Tigre
estado Anzoátegui con la muerte de un
bebe recién nacido que, sin saber los orígenes de la crisis ni quiénes son los
culpables, tuvo que acompañar, sin poder protestar, a su madre a realizar las
largas colas para adquirir los productos, muchas veces sus propios alimentos
sin tener conocimiento de eso, y por mala suerte en esa “aventura” perdió la
vida cuando se cayó de las manos de su madre y fue aplastado por una multitud
que corrió cuando dijeron que había llegado el arroz.
Igualmente la forma
tan humillante para cualquier ser humano en un país donde el gobierno, no solo
mantiene una crisis severa ocasionada por el saqueo que hicieron de los dineros
públicos sino que tiene bajo sospecha
de contrabandista a la mayoría de la gente, nos enteramos por la prensa como
una cajera de una conocida cadena de farmacias por instrucciones de la gerencia
que a su vez está presionada por el gobierno nacional para que tome esas
medidas, obligó a una niña de 13 años a demostrar que tenía la menstruación
para poder venderle un paquetito de toallas sanitarias.
En fin, pudiéramos
pasar mucho tiempo frente a la computadora escribiendo sobre los males y la
escasez que viven los venezolanos, pero el espacio en los medios no nos lo
permite. Por eso ratificamos que si Maduro tuviera un poquito de vergüenza y
quisiera a los venezolanos como dice en las cadenas de radio y televisión,
renunciaría al cargo para facilitar la transición.
Adriana Aguilera
Rojas,
Geronimo Figueroa
geron2ff@yahoo.com
twitter:
@aaguilerarojas
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