El lunes pasado
recibimos la infausta noticia de la muerte de Pablo Bolaños Scarton. Claro que
era previsible que en cualquier momento nos avisaran su deceso ya que tenía
varios años padeciendo una enfermedad que deteriora lentamente y sin piedad,
pero uno se resiste a aceptar ese seguro desenlace. Mi amistad con Pablo data
de muchos años, desde la temprana juventud. Ingresó a la Facultad de Ingeniería
cuando ya yo estaba cursando el segundo año. Creo que el haberse abierto la
escuela de economía, dirigida por su cañado, Luís Delgado Filardo, debe haber
influido en su cambio de carrera. Integramos el equipo de básquetbol de la
universidad y eso hizo que aumentara nuestra amistad. Viajamos por muchos
sitios del país en giras deportivas: Caracas, Mérida, San Cristóbal, Barinas,
Maracaibo. La política igualmente nos unió. Integramos un comando de
profesionales en Carabobo en la primera campaña de Carlos Andrés Pérez. El
triunfo de éste nos catapultó a la capital.
Vivas Casanova,
también fallecido, fue a la presidencia de CADAFE y luego al ministerio de
Transporte, yo a la Secretaría Permanente del CNU y luego a la OPSU, Blas López
a la Dirección de Planificación del MT y Pablo a la Gerencia de la CVF. El
destino dispuso que a Pablo se le postulara para el rectorado de la UC.
Tremenda responsabilidad. Una nueva generación tendría la oportunidad de
dirigir nuestra Alma Mater. No había espacio para fallar. Ganó las elecciones,
asumió el rectorado y se convirtió en el primer egresado de la UC en dirigirla.
Y lo hizo bien. Nos acercó más el hecho de yo estar en la dirección de la OPSU
y entre él y yo llevamos a la UC al tercer lugar entre las universidades
nacionales desde el punto de vista presupuestario. Fue un rector amplio, amigo
de todos, tolerante, abierto a las críticas y presto a oír consejos. Por cierto
que nunca oí a Pablo hablar mal de alguien o que tuviera algún enemigo. Fue
amigo de los amigos. Un gran negociador. Hablaba con ñángaras, con extremistas
de cualquier signo y siempre lograba algún acuerdo.
Me acompañó en la
lucha para que se corrigiera el atropello del gobierno de Herrera Campíns en
contra de la UNEXPO, universidad de la cual yo era su rector. Juntos en
Londres, me abrió la oportunidad de ser conferencista en la Universidad de
Oxford. Durante la campaña de Lusinchi nos tocó trabajar nuevamente por el
triunfo de nuestro candidato. Acompañamos a Jaime Lusinchi a Guadalajara,
México, en donde se le otorgó un doctorado Honoris Causa. Al ganar la
elecciones regresamos al gobierno, yo al viceministerio de Educación y él a la
presidencia del IPASME. Pero siempre, como buen valenciano, lo llamaba la
patria chica. Con su esposa Lourdes, en una unión conyugal que tramontó el
medio siglo, procrearon un pentágono de hermosas rosas que les dieron muchos
nietos.
Muchos son los buenos
recuerdos y anécdotas que vivimos juntos, que no caben en esta cuartilla. Solo
he querido dejar constancia pública, como tributo póstumo al amigo, a Pablo, de
que fue, hasta donde uno puedo conocer, un buen hijo esposo y padre, además de
buen amigo, deportista excepcional,
profesional idóneo y buen rector, buen político y adeco siempre, buen
venezolano y ciudadano cabal. Pajarillo que este último vuelo te lleve al
regazo del Creador. Paz a tu alma amigo y fortaleza a los tuyos.
Iván Olaizola
D’Alessandro
Iolaizola@hotmail.com
@iolaizola1
Miranda – Venezuela
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