Ya había vaciado casi la integridad de su discurso, sin
haber zanjado en conformidad su deuda como funcionaria pública, cuando trató de
concluir su informe de gestión. Titubeó un poco e hizo una pausa leve, como
para tomar ese aliento distintivo de quienes emiten frases históricas. Atenazó
con sus dedos el legajo de papeles y leyó pausadamente cada palabra,
insuflándose de letrada y experta en el área literaria.
Con la seguridad de escritora furtiva, lanzó las
estrepitosas palabras que en cuestión de minutos le dieron la vuelta al mundo.
Substrajo una frase de la reconocida obra “Los Miserables” del poeta,
dramaturgo y novelista Víctor Hugo, quien para muchos representa al Cervantes y
Shakespeare de habla francesa. Pero la fiscal general de la República, Luisa
Ortega Díaz, decidió en su ignorancia, cambiarle por capricho la nacionalidad y
le estampó a Nicaragua como su nuevo país natal.
Todos los diputados que asistieron a la Asamblea Nacional
ese día a discernir y escuchar atentamente el balance de una desdichada gestión
al frente de tan importante organismo, quedaron estupefactos y boquiabiertos,
cuando al insigne escritor francés lo confundieron con un nicaragüense, sin tener
la certeza si la panfletaria oratoria de la fiscal fue edificada por ella o por
alguno de sus iletrados asistentes.
Para Ortega Díaz su informe anual terminó siendo la
comidilla de las redes sociales y un punto chinesco en los programas de
noticias del planeta. Tal vez la reconocida representante de la fiscalía
venezolana logró reblandecer las tensiones y desviar de forma sonora el interés
por conocer su capacidad para minimizar la cifra de homicidios y hasta quizá,
el de ser interpelada por su incongruente accionar, prefiriendo emitir
semejante disparate de forma pública.
Ninguno los párrafos leídos maltrechamente pudo aclarar
por qué Venezuela es el segundo país más violento del mundo o cómo llegó
nuestro salario mínimo a ser inferior al de la propia Cuba. Probablemente
después de tantos gastados discursos sobre imperialismo por parte de personeros
del Gobierno y el ser Venezuela el país con mayores reservas petroleras, no
pueda dilucidar el motivo por el cual hayamos comprado el primer embarque de
crudo que EEUU vende en Latinoamérica.
Existe la urgida necesidad que ella y tanto representante
gubernamental con anclas partidistas al frente de los poderes constituidos, se
tomen en serio el lograr ser expertos en nacionalidades. Seguramente sea cuesta
arriba el exigirle a Víctor Hugo, Rubén Darío o a Rómulo Gallegos el mostrar
sus documentos de identidad, pero en el clamor de las justas aclaratorias, es
menester que quienes nos gobiernan muestren sus papeles de origen.
A comienzos de mes le fue entregada al presidente de la
AN la solicitud por escrito y firmada por más de 10 mil venezolanos, para
investigar la nacionalidad del presidente de la República.
Tratan de lanzar por la bordas las pesquisas sobre la
partida de nacimiento del mandatario nacional. A lo mejor su desentendido sobre
el tema de nacionalidades llegue a confundir a Joan Manuel Serrat como cubano,
pues recientemente hasta al músico inglés Eric Clapton lo señalaron de gringo.
José Luis Zambrano
Padauy
jzambranopadauy@yahoo.com
zambranopadauy@hotmail.com
@Joseluis5571
Zulia - Venezuela
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