Las viejas conversadoras se ocupan de Margarita, y dicen que, aunque es bonita, con ella nadie se va a casar. Son esas calumniadoras que viven cortando yuyos; no lavan los trapos suyos y los ajenos quieren lavar. (Estrofa de una canción argentina, cuyo título es “La charlatana”)
A la mayoría de ciudadanos argentinos no les tomó de
sorpresa que su presidente Mauricio Macri, tan pronto hizo acto de presencia en
la sede del palacio de Gobierno en Buenos Aires, una vez proclamado presidente
de la República Argentina, ordenara sacar de la Casa Rosada, de uno de los
pasillos más emblemáticos, en el que solía pronunciar sus discursos Cristina
Fernández, viuda de Kirchnner, dos grandes cuadros , uno de Néstor Kirchnner y
otro de Hugo Chávez, que pocos días antes había también sido excluido de la
Asamblea Nacional en Venezuela. La razón es más que clara, ya que Macri es
definido por muchos como un hombre de derecha o liberal, y obtuvo el respaldo
que lo llevó a la Primera Magistratura,
mediante alianza que conformó con el partido “Cambiemos” de centro
derecha, lo cual hizo posible poner fin a 12 años del llamado Kirchnnerismo,
corriente peronista, que algunos observadores políticos la califican de
populista.
Mauricio Macri en la Cumbre del Mercado Común del Sur
(Mercosur) celebrada en La Asunción, Paraguay, en su intervención se pronunció
en contra Venezuela tras calificar su posición como injerencista, al mismo
tiempo que solicitó la liberación de los presos políticos, haciendo particular
énfasis cuando dijo: “Pido por la pronta liberación de los presos políticos en
Venezuela, porque en el bloque regional no puede haber lugar para la
persecución política por razones ideológicas ni la previsión ilegítima de la
libertad por pensar distinto”. Discurso este que causó roncha en el gobierno
venezolano, que por boca de Nicolás Maduro arremetió groseramente contra Macri
con epítetos fuera del contexto diplomático.
Luego de los capítulos indicados, estaba por supuesto
echada la suerte de la relación que a partir de ese momento mantendrían los
gobiernos de Macri y Maduro. Y prontamente sucedería otro capítulo que
agrietaría aún más las relaciones entre los gobiernos de Venezuela y Argentina:
la decisión del gobierno de Mauricio Macri de abandonar La Nueva Televisión del
Sur C.A., (Telesur) empresa de la que el Estado argentino tiene el 16% de las
acciones, pues el ministro de Medios, Lombardi afirmó que "se activó el
mecanismo formal" previsto en el convenio de cooperación bilateral, para
dar curso a la salida y agregó que tanto él como el secretario de Medios
Públicos, Jorge Sigal, conversaron "cinco o seis veces" por teléfono
con Patricia Villegas, presidenta de Telesur, para adelantarle la decisión.
Telesur, es una empresa cuyo capital es aportado además
de Venezuela, por Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Uruguay y mantiene
acuerdos de cooperación con Al-Jazeera, mediante convenio firmado en el año 2006, criticado
por sus contenidos audiovisuales por el congresista estadounidense Connie Mack
IV, quien expresó que “esta nueva alianza entre Al-Jazeera y Telesur tiene el
efecto de crear una cadena de televisión global para terroristas y otros
enemigos de la libertad”. La empresa televisora es controlada por el gobierno
de Nicolás Maduro, quien con su acostumbrada jerga populista y demagógica
afirmo en días pasados: “A Telesur no la van a desaparecer, a pesar del retiro
del canal de las cableras en Argentina”, al mismo tiempo que reprochó la
decisión del gobierno de Mauricio Macri, y anunció que “Telesur seguirá
llevando la verdad, defendiendo la verdadera libertad de expresión de los
pueblos, frente a esta arremetida de la derecha envalentonada en su cuarto de
hora”.
Sus palabras tuvieron réplica durante el seminario
“Vargas Llosa: cultura, ideas y libertad” celebrado en Madrid, en el que Andrés
Pastrana, expresidente de Colombia criticó el contrasentido de las
declaraciones de Maduro, tras afirmar: “Al presidente Maduro no le gusta que el
presidente Macri se retire de Telesur, pero sigue existiendo la persecución a
los periodistas en Venezuela, siguen cerrados los medios de comunicación y no
se permite a un noticiero como NTN24 siga operando en Venezuela”. “La verdad es
que todavía no entendemos el por qué, inclusive en la Asamblea, no se ha
hablado de la devolución de los medios de comunicación a sus verdaderos dueños,
después de que ellos fueron expropiados” señaló Andrés Pastrana. Por último, el
político neogranadino destacó: “Hoy en Venezuela no hay libertad de expresión y
se persigue a los periodistas y a los políticos, simplemente por expresar sus
opiniones”.
Telesur nació bajo el calor del socialismo tropical por
moción de Hugo Chávez, en su empeño por extender su proyecto del llamado
socialismo del siglo XXI a otros países latinoamericanos, para cuyo efecto
dispone de una parrilla y contenidos de marcada tendencia izquierdista. En su
diaria programación deja entrever que se trata de una televisora al servicio
del régimen chavista y de sus aliados. No en vano se aboca a la tarea de maquillar le ineptitud
de Nicolás Maduro, y de exaltar las “bondades” del régimen comunista
venezolano, con una intensa pauta publicitaria que manipula a diario. Para
cumplir esta tarea el régimen destinó en el año 2015 169 millones de bolívares
(USD 26,8 millones, al cambio oficial de 6,3 bolívares), dinero que se pudo
haber destinado para la adquisición de fármacos, papel higiénico, harina de
trigo o productos de aseo personal, cuya
escasez golpe a miles de hogares venezolanos.
Y fue la campaña de desinformación que Telesur realizó
contra Mauricio Macri, antes de las elecciones presidenciales, la que le obligó
al presidente Macri a frenar el financiamiento de la cadena televisora que lo
había atacado, y en consecuencia a retirar la participación accionaria del
gobierno argentino, lo cual generó otra grosera reacción de Maduro quién
criticó la decisión de Macri, al mismo tiempo que señaló lacónicamente que “No
podrán desaparecer Telesur. Si lo prohíben en Argentina, millones de argentinos
lo verán por internet, por las redes sociales, pero de Argentina no van a sacar
ni a desparecer Telesur”. La decisión del gobierno de Macri de abandonar esa
sociedad “va en línea con lo que nos hemos propuesto para los medios públicos
en términos de pluralismo y austeridad”, dijo en días pasados el ministro de
Medios y Contenidos Públicos de Argentina, Hernán Lombardi.
Telesur es una cadena televisiva destinada a brindar
amplios espacios en sus transmisiones, a los regímenes de izquierda del
continente, y al mismo tiempo, una suerte de escudo para evitar se afecte sus
imágenes internacionalmente. No es ocasional el hecho de que no se haya tocado
–por ejemplo – el tema sobre la detención de Marcelo Odebrecht, presidente
ejecutivo de la empresa que lleva su apellido, acusado de corrupción en la que
se involucra al expresidente brasileño Ignacio Lula y la actual presidenta
Dilma Rousseff . A todas luces, una aviesa política desinformativa con la que
se pretende ocultar las ilicitudes que detrás de bastidores realizan, quienes
demagógica y populistamente engañan a sus pueblos con encendido verbo revestido
de honestidad, rectitud y amor bajo el signo del llamado socialismo, que no es
otra cosa que comunismo, según afirmó en cierta ocasión el propio Fidel Castro.
Este y otros casos más, ponen al descubierto la ausencia de la información
veraz y oportuna, que contempla el código de ética periodístico, del que no se
puede ufanar la cuestionada Telesur.
Carlos E. Aguilera A.
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
*Miembro fundador del
Colegio Nacional de Periodistas (CNP.122)
Aragua - Venezuela
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