La estrategia coral que resucitó a la oposición y
echa el pulso más firme a Maduro
La
presión al líder chavista se ha intensificado a partir de un plan ideado por
destacados dirigentes que cuenta con jóvenes políticos y disidentes
“Fin de la usurpación, Gobierno de transición,
elecciones libres…”. Los críticos con Nicolás Maduro lo repiten como si fuese
el estribillo de una canción pegadiza. Un mensaje, un mantra más bien, que por
primera vez en mucho tiempo, entona al unísono un coro que incluye a los más
beligerantes y los sectores moderados, incluso entre chavistas críticos con
Maduro, ante la grave crisis que atraviesa Venezuela.
Históricamente
fragmentada, la oposición venezolana ha logrado generar una sinfonía inédita en
torno a la figura del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, que el
pasado 23 de enero se proclamó mandatario interino y fue inmediatamente
reconocido por Estados Unidos y los principales países de la región, salvo
México. Una composición que no cuenta con un solo director de orquesta, sino
que es fruto de una gran alianza, de un acuerdo político gestado durante meses
en el que predominan dos figuras a partir de las cuales se articula el toma y
daca con el que se ha logrado cercar como nunca antes al régimen de Maduro: el
expresidente de la Asamblea Nacional Julio Borges (Primero Justicia) y el líder
político Leopoldo López (Voluntad Popular, también el partido de Guaidó).
Al
menos una decena de fuentes consultadas para este reportaje, entre distintos
sectores de la oposición y al tanto de los movimientos, insisten en que sería
injusto señalar un cerebro detrás de la estrategia, aunque son los nombres de
estos dos políticos los que repiten cada uno de los consultados, algunos en
condición de anonimato. López, preso en su casa, opera políticamente dentro del
país; Borges, exiliado en Bogotá, es quien articula los contactos en el
extranjero, “quien legitima al Parlamento allá donde va”, suele repetir, un
trabajo que ha venido desarrollando desde hace más de un año y que se ha
acentuado tras el fracaso de las negociaciones con el régimen chavista en
República Dominicana hace ahora un año. Casi 20 después de fundar Primero
Justicia, de enfrentamientos que dividieron a la formación con más poder entre
los críticos del chavismo y que propició que López creara Voluntad Popular, la
crisis de Venezuela les ha obligado a ambos a sincronizarse de nuevo.
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Hoja de ruta para superar 20 años de chavismo
La
negociación en Santo Domingo supuso un punto de inflexión para ambas partes.
Borges, líder de la delegación opositora, decidió, en contra de una parte de
los críticos que hoy guarda silencio, no firmar el acuerdo que le planteaba el
chavismo y que contaba con el beneplácito del expresidente español José Luis
Rodríguez Zapatero, uno de los mediadores en aquellas conversaciones. Maduro
convocó elecciones para mayo de 2018 y propició otro golpe a la oposición, el
enésimo después de que en diciembre de 2015 esta lograse imponerse en las urnas
y hacerse con el control de la Asamblea Nacional. Una victoria que Maduro nunca
asimiló.
La
situación actual obligaba a una reinvención. Otra más. Una quimera para muchos,
después de que las protestas de 2017 alejasen a los líderes de sus votantes,
que perdieron la confianza en ellos. No obstante, fruto de aquellos meses en
los que murieron decenas de personas, se fortaleció una serie de jóvenes
políticos, incluido el propio Guaidó, que a estas alturas han resultado clave.
“Esto
es un proceso arduo”, recordaba Borges hace unos meses en una charla informal
en Bogotá. Aparentemente, mediáticamente sobre todo, era el momento más bajo de
la oposición. Daba la impresión de que no lograban remontar la enésima bofetada
del madurismo. Con los meses, aquellos encuentros que parecían intrascendentes
han cobrado sentido. En Harvard, de la mano del economista Ricardo Hausmann, se
esbozó un proyecto económico para poner en marcha en un futuro que cada vez les
resulta más cercano. En agosto, durante la toma de posesión de Iván Duque en
Bogotá, Borges, López (a través de Skype), Antonio Ledezma (exalcalde de
Caracas) y Tomás Guanipa (secretario general de Primero Justicia) se reunieron
con los expresidentes Felipe González y Ricardo Lagos para hablar de cómo
debería ser un posible Gobierno de transición. “Esto es un trabajo de hormiga”,
insistía Borges en aquella charla de la capital colombiana.
Borges
ha liderado el impulso exterior, especialmente en el Grupo de Lima, creado por
las principales potencias regionales tras no lograr ningún avance en el marco
de la OEA (Organización de los Estados Americanos), a cuya última sesión acudió
acompañado de Juan Guaidó. Junto a Borges, Antonio Ledezma, exiliado en Madrid,
y Carlos Vecchio (nombrado ahora por Guaidó encargado de negocios), en Estados
Unidos, han sido determinantes. Mantener viva la llama interna ha sido aún más
complejo. Encarcelado en casa Leopoldo López, una de las personas que más ruido
ha generado todo este tiempo dentro de Venezuela —con ascendencia en el
exterior, sobre todo en Washington y Colombia— ha sido una de las figuras más
controvertidas —y beligerantes— de la oposición, a la que hoy todos reconocen
su parte del mérito: María Corina Machado (Vente Venezuela).
No
obstante, si hay algo que diferencia el momento por el que atraviesa la
oposición de otros anteriores es la participación de una nueva generación de
políticos que, aparentemente, ha dejado apartadas las siglas -una quimera en
Venezuela- por el bien de todos y que tiene su máximo exponente ahora en Juan
Guaidó. El político de Voluntad Popular asumió la presidencia de la Asamblea
Nacional fruto de un pacto de todos los partidos tras las elecciones de 2015:
el primer año le tocó a Henry Ramos Allup, de Acción Democrática; el segundo a
Julio Borges, de Primero Justicia; el tercero a Omar Barboza, de Un Nuevo
Tiempo y el cuarto año, este, a Voluntad Popular. Encarcelado López, exiliados
otros dirigentes como Vecchio o David Smolansky, y con Freddy Guevara asilado
en la Embajada de Chile, se apostó por alguien que resultaba un desconocido
para mucha gente, pero que ha insuflado a la oposición algo de lo que carecía:
esperanza. Hasta el punto de que dirigentes como Henrique Capriles, que se
habían mantenido alejados de este proceso durante los últimos meses, han
cerrado filas en torno a Guaidó.
El
proceder en la juramentación del dirigente tuvo algunos momentos cacofónicos
entre la oposición. El momento en que se dio generó cierto ruido interno. Los
sectores moderados tenían reservas con el tema, proponían esperar a que
escalara la crisis para acercarse a Maduro con una propuesta de transición.
Voluntad Popular se negó de plano a esta idea. Al mismo tiempo, Guaidó recibía
presiones de los sectores radicales de la oposición para que asumiera funciones
presidenciales de inmediato.
Asesorado por políticos jóvenes
La
negociación con el Gobierno es una meta que todos los sectores opositores han
perseguido en cierta manera. La diferencia ha estribado en el cuándo. Voluntad
Popular, Leopoldo López, sostenía que debía llegar producto de una iniciativa
que arrinconara al Ejecutivo chavista y lo obligara a deponer posturas, y no
antes, como estaba proponiendo el costado socialdemócrata de Acción Democrática
y Un Nuevo Tiempo.
Después
de que jurase como presidente encargado el pasado 23 de enero, Guaidó, junto a
los vicepresidentes Stalin González y Edgar Zambrano, ha sido asesorado por
varios parlamentarios y partidos para llevar adelante la agenda política. Las
riendas las han tomado políticos jóvenes, muchos de los que pusieron la cara
—literal— durante las protestas de 2017. Miguel Pizarro (30 años), que coordina
toda la parte de la ayuda humanitaria, uno de los pilares sobre los que trabaja
la oposición, tiene acceso a sectores del chavismo crítico; Carlos Paparoni (30
años) está al frente de la Comisión de Finanzas, encargada de recuperar los
activos perdidos por la corrupción, y María Albert Barrios (28 años), el nexo
con las Embajadas.
“Este
escenario lo estábamos viendo venir. Pasamos buena parte del año pasado
preparándonos para esto. Cuando Juan [Guaidó] llegó a la presidencia tenía un
panorama de lo que debía hacer”, asegura la diputada Delsa Solórzano. Tras
abandonar Un Tiempo Nuevo —otro reflejo de la decadencia de las siglas de los
partidos—, ahora trabaja en la elaboración de la ley de amnistía, algo para lo
que ha recibido sugerencias de la fiscal general Luisa Ortega, exiliada en
Bogotá desde agosto de 2017.
Para
Ortega, desarrollar la ley de amnistía es algo crucial en este momento. “Hay
que darle claridad, la gente quiere saber cuál es el alcance que va a tener
antes de tomar decisiones”, asegura a este diario, en referencia a posibles
funcionarios y militares a los que les convendría acogerse a esa ley para
desvincularse del régimen. “Maduro ha creado el desastre en el que estamos
sobre la inseguridad jurídica”, recalca Ortega, una de las figuras del chavismo
disidente que se ha mostrado más activa. “Yo siento que soy parte de todo esto
que está ocurriendo”.
Pese
a que en las últimas semanas los movimientos han sido certeros y muchos
aventuran que se ha llegado a un punto de no retorno para Maduro, las fuentes
consultadas coinciden en que es “impredecible” atinar con un pronóstico a corto
plazo. “Es importante que se perciba que no hay marcha atrás, pero lo cierto es
que los acontecimientos están marcando todos los movimientos, casi por horas”,
asegura bajo condición de anonimato una de las fuentes en el extranjero que,
como la mayoría, admite que la cohesión en la cúpula chavista —no solo la
militar— sigue siendo robusta.
La
capacidad de resistencia de Maduro y su entorno, atribuida a la inteligencia
cubana, es lo que más preocupa a la oposición. “Se impondrá quien logre
mantener la cohesión del otro y no romper la propia”, resumen, de una u otra
manera, varias fuentes. Y no mirar a largo plazo. A principios de año circuló
un audio, que se le atribuye a Leopoldo López, en el que hacía un análisis y se
comprometía con la estrategia a desarrollar por Guaidó. No pocos lo
interpretaron como un mensaje en el que quería dejar claro, por si hubiera
dudas, de que sigue aspirando a la presidencia.
Alonso
Moleiro
@amoleiro
Javier
Lafuente
@lafuentejavi
https://elpais.com/internacional/2019/01/30/actualidad/1548856165_269440.html
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