Este sistema político “no nos dará ni la felicidad ni
la virtud”, dijo el poeta Octavio Paz. Al contrario, “la democracia vuelve más
difíciles las tareas del gobierno. Hay que negociar constantemente. Un
verdadero dolor de cabeza para quienes tienen la obligación de gobernar para
todos por igual”. Cuando las sociedades se cansan del conflicto cotidiano,
tienden a la nostalgia de un pasado en el que un poder central lo resolvía
todo. Cierto que se pierden libertades esenciales, pero quitan de los hombros de
la gente la, muchas veces, ingrata tarea
de elegir. Porque el que elige, tiene que responsabilizarse por su elección.
Lo mejor, piensan algunos, es depositar la carga de
esa responsabilidad en un poder paternalista autoritario que enamore con su verborrea
a los incautos. Te ofrecen dotarte de un buen sistema de salud y erradicar el
analfabetismo a cambio de tu libertad. Prometen pensiones a ancianos y becas a
los jóvenes si los dejan gobernar uno, dos o tres sexenios. Las leyes y las
instituciones son obra de la mafia en el poder, dicen algunos políticos en
tiempos de campaña electoral. “Para gobernar a favor del pueblo me basto yo que
no soy corrupto y sé bien lo que el pueblo quiere. Cédeme tu libertad y
tendremos un México grande de nuevo” dijo López Obrador.
La democracia es el antídoto que se inventó para
terminar con las soluciones de fuerza y con el voluntarismo. La política era el
dominio del más fuerte hasta que se creó, a principios del siglo XIX, la
democracia liberal. Es común escuchar en nuestros días: ¿Democracia? ¿Cuál
democracia, si ésta no existe en muchos países que se dicen demócratas?, ¿Puede
haber democracia en países con tantas
desigualdades? Durante décadas el mundo entero ha escuchado el mismo ritornelo
desde la teoría marxista: “Esto no es una auténtica democracia sino un remedo,
la democracia existente es un mecanismo de la burguesía para sojuzgar al
pueblo”. Lo curioso es que ellos oponen a la “falsa democracia burguesa” la
solución de una dictadura proletaria, que en los hechos, siempre ha devenido en
una dictadura a secas.
La sociedad no debe olvidar que muchos políticos se
presentan como conciliadores y tolerantes pero en el fondo piensan otra cosa.
Un caso de ellos, citado por la prensa española y mexicana es López Obrador
quien le dice a sus seguidores: “Si las leyes no son buenas para el pueblo, no
se deben cumplir. Hace ya 20 años, alguien llegó a la presidencia de Venezuela
con un discurso parecido y miren por dónde va la historia.
A finales del año 2010, estando como presidente de
Fedecámaras, me invito la patronal mexicana a dictar una conferencia a más de
quinientos empresarios, en Morelia, sobre la situación venezolana. Allí tuve la
oportunidad de conversar con el presidente Felipe Calderón y con tres ex
presidentes latinoamericanos, conjuntamente con la directiva de Coparmex. Les
expliqué con lujo de detalles la tragedia que se vivía en Venezuela desde el
año 1999, al mismo tiempo, les advertí sobre el riesgo que significaba para
México una eventual victoria del candidato López Obrador, un individuo de
características similares al presidente Chávez. Algunos de los asistentes me
preguntaban ¿A usted no le da miedo retornar a Venezuela después de haber dicho
públicamente lo que nos acaba de contar? Curiosamente, a los tres días de haber
retornado a mi terruño, fui objeto de un atentado que culminó en
secuestro.
Un refrán venezolano dice: nadie agarra experiencia
con palmadas en trasero ajeno. México y los mexicanos ignoraron las
advertencias que se le hicieron desde diferentes frentes; ahora tendrán que
pagar el costo de su ingenuidad política y sufrir las consecuencias de no haber
tomado una correcta decisión. Que nos pregunten a nosotros que llevamos 20 años
pagando una deuda similar. Algunas personas me critican el ser tan ácido con un
gobierno que apenas comienza. Yo les respondo que la franquicia cubana sigue
funcionando y lo que a los chavistas les llevó años poder aplicarlo en
Venezuela, López Obrador ha comenzado a ejecutarlo desde el primer día. No me
parece confiable una persona que se expresa de la siguiente forma: “Yo no soy
un político vulgar. Soy un político único. Solo yo digo la verdad. Si te
adhieres a mi movimiento, si te hincas
ante mí, tus pecados políticos quedaran absueltos. Solo tienes que
decir: creo en ti, eres la esperanza y la salvación de México”.
Con mucho pesar, debo contarle a los amigos mexicanos
el cuento del balsero que llegó a las playas de Acapulco ¿de dónde viene? Le preguntó un bañista.
Vengo huyendo de una tiranía que oprime a mi país, respondió el balsero y ¿Qué sitio es este? Preguntó a su vez.
Usted ha llegado a México, respondió orgullosamente el manito. El náufrago
recogió su balsa y ya desde el agua le advirtió: Me devuelvo a Venezuela porque
allá el comunismo está terminando, pero por los vientos que soplan, aquí acaba
de comenzar.
Noel Álvarez
Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE
Noelalvarez10@gmail.com
@alvareznv
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