ACCIÓN
HUMANA
En Atenas, los pequeños
labradores abrumados de deudas pugnaban por variar su situación y la inminencia
del movimiento social se hizo palpable en la época
de Solón y favorecida por las divergencias existentes entre las clases privilegiadas.
Los derechos políticos fueron graduados según la fortuna, y la elegibilidad
para los cargos más elevados se reservó para
aquellos poseedores de una importante extensión de tierra que le produjera una
renta anual considerable (500 fanegas de grano o su. equivalente en vino y
aceite). Concretamente, una serie de medidas hicieron disminuir "la
omnipotencia de los eupátridas y permitió a
los pobres defenderse con iguales armas, por procedimientos legales. "Eso
es lo que se conoce como la Constitución de Solón y fue corno la carta
fundamental de la democracia ateniense, destinada en virtud de los principios
mismos que estableció a
determinar nuevos progresos en el sentido democrático"; aunque hay que
reconocer que dicha Constitución era en parte plutócrata, porque sólo permitía
a los más ricos ocupar los cargos públicos,
y en parte aristócrata, porque sólo podían desempeñar funciones ejecutivas
judiciales los hombres de reconocida experiencia.[1]
Al parecer,
Solón quiso introducir algo parecido a lo que hoy conocemos como la igualdad ante la ley. Con la
salvedad que esa igualdad se limitaría a la igualdad política y no a otra, y
sería bastante relativa, habida cuenta que -conforme nos explica el autor en
comentario- su "Constitución era en parte plutócrata, porque sólo permitía
a los más ricos ocupar los cargos públicos,
y en parte aristócrata, porque sólo podían desempeñar funciones ejecutivas
judiciales los hombres de reconocida experiencia". Se puede inferir que
esa deudas que afligían a los labradores eran ocasionados por abusivos
impuestos, lo que demuestra la temprana voracidad fiscal del estado, que -en
rigor- fue una constante, no exclusivamente en la antigua Grecia sino en todas
partes del mundo desde los tiempos pre bíblicos hasta el presente. Este es un
rasgo en que la humanidad no ha parecido avanzar demasiado, excepto en la
periodo de la revolución liberal entre los siglos XVIII y comienzos del siglo
XX. Desde esta última fecha hasta el momento en que escribirnos se ha producido
un severo retroceso en materia fiscal. Hoy como ayer, el ciudadano esta
posicionado frente al fisco tal como lo estaban aquellos antiguos labradores
griegos agobiados de deudas.
Hay que reconocer, no
obstante, que Solón prepara el movimiento democrático ateniense, y es con la
obra de Pericles que se llega al apogeo de la evolución, consolidándose el
principio del gobierno del pueblo y ejercido por los ciudadanos, pero con la
observación de que el pueblo sólo estaba integrado por el conjunto de
ciudadanos atenienses cuyos padres también lo fueron y tanto es así que aparte de ellos, existían los
metecos y por último los esclavos
que eran considerados sin personalidad, como un instrumento animado, una cosa
con vida (y tal vez con alma). La esclavitud constituía el motivo principal de
las luchas políticas y sociales de la Grecia antigua y dividía a la sociedad en
dos partes: ricos y pobres. "Esta polarización antitética —dice Corrado Barbagallo— entre la riqueza, o mejor aún, entre
la fortuna, y la indigencia, provocaba efectos políticos igualmente malos,
dentro de la nobleza y del bajo pueblo.[2]
Tenemos que
inferir de este texto que los pobres eran los esclavos y los ricos sus dueños.
Sin embargo, se menciona a los metecos, que únicamente se diferenciarían de los
esclavos en que serían hombres libres, pero sin derechos políticos de ninguna
clase dado que no se les consideraba ciudadanos, y sólo estos gozaban de
derechos políticos. No es difícil imaginar que estos metecos entrarían también
dentro de la categoría de pobres(aunque
no esclavos) ya que -conforme venimos viendo- el poder político los ricos se lo
reservaban para sí mismos. Del contexto se infiere que, de la igualdad que se
sigue tratando es de la igualdad
política que aquí el autor
identifica con la democracia.
Ese "gobierno del pueblo" de Pericles era bastante peculiar, dado que
estaba reservado a una parte minoritaria de la sociedad ateniense. La
circunstancia que no se les concedieran derechos políticos a los metecos y
esclavos es muy fácil de deducir. Estos constituían la base económica de la
clase gobernante (ciudadanos), de conferírseles igualdad de derechos políticos
a la de estos, cómodamente se convertirían en clase gobernante y terminarían
desplazando a los ciudadanos de su condición privilegiada.
Del concepto de
democracia expuesto por los historiadores y políticos griegos surgen principios
de una doctrina moral y política, adquiriendo la democracia un significado
humano. Tucídices, en su relato de la guerra del Peloponeso, hace decir a
Pericles, en su discurso en homenaje a los atenienses muertos, que
"nuestro régimen político es la democracia y se llama así porque busca la utilidad del mayor número
y no la ventaja de algunos. Todos somos iguales ante la ley, y cuando la república
otorga honores lo hace para, recompensar virtudes y no para consagrar el
privilegio. Todos somos llamados a exponer nuestras opiniones sobre los asuntos
públicos.[3]
No
obstante, ya hemos visto que ese "todos" en realidad era bastante
restringido en los hechos. Se limitaba a los ciudadanos, excluyendo a metecos y
esclavos que constituían la mayor parte de la población y servían de sustento
económico a aquellos. Sin embargo, el concepto -como ideal en sí mismo- resulta
brillante, aunque fuera puesto en práctica efectiva muchísimos siglos más tarde
con el advenimiento del liberalismo, momento en que el vocablo
"todos" adquirió su verdadera significación y se extendió a todos los
individuos por igual, y no a los miembros de una determinada casta o clase
social. Por lo demás, qué es lo que pretendió decir el autor al expresar
"adquiriendo la democracia un significado humano" queda en la más
completa de las nebulosas, ya que resulta dificultoso concebir un sentido inhumano de la democracia. Lo cierto es que, en
las palabras de Pericles, resulta claro que entendía la democracia como el
gobierno de la mayoría ("busca la utilidad del mayor número y no la
ventaja de algunos") recordando que en la concepción clasista griega (y
del mundo antiguo en general) ese "mayor número" incluía a la
nobleza, excluyendo todas las otras demás clases.
Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
@GBoragina
Acción Humana
Argentina
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