El país está cansado y obstinado de soportar,
durante más de tres lustros, a un estrafalario, negligente y perverso régimen
-que emergió de la nada- y que solo ha traído miseria, hambre, depauperación,
dolor familiar, desolación y desesperanza a la mayoría de los venezolanos.
El
tiempo transcurrido desde que esa cofradía del chavismo-madurismo, obtuviera el
poder, y su criminal e irresponsable uso,
para usufructuar sus dones como un botín de guerra o como el reparto de
proventos entre filibusteros.
Desde ese entonces, la Nación cayó
en un profundo hoyo de corruptelas, falacias, inconvenientes cambios en los
valores de la sociedad y falsas promesas de progreso que no han dejado nada que pueda ser reconocido o
valorado como una obra o definición de políticas cuyos resultados hayan producido positivas consecuencias para
el presente y el futuro de los
ciudadanos de esta Nación.
La degradación que ha sufrido la patria a
través de los largos y estériles 17 años que el régimen ha desgobernado, no tiene parangón en nuestra
historia. Los desastrosos resultados que muestran todos los indicadores que se
relacionan con la condición humana, con el desenvolvimiento económico y con el
fortalecimiento y consolidación del país, nos gritan estentóreamente que el
gobierno y su modelo no han servido para nada, que ha fracasado rotundamente y
que, por tal razón, hay que cambiarlos antes que la profundidad de la
destrucción que están causando hagan inviables, sumamente onerosos y lastren
los esfuerzos y acciones que hay que realizar para su futura recuperación.
El que gobierna ha sido un régimen que no
supo entender la realidad del país, que no pudo resolver los acuciantes
problemas que el común de la gente aspiraba que fueran resueltos. Eso ha sido
así porque el régimen imperante siempre ha tenido como objetivos
fundamentales: subyugar y degradar a la
sociedad hacerla cada vez más vulnerable
y dependiente del Estado, mediante la perversa distribución selectiva de cuotas
de poder, dádivas y prebendas; mantener el poder a cualquier costo sin
importarle las consecuencias que tal actitud le pueda acarrear a los
ciudadanos; permitir que una gigantesca
y obscena red de corrupción en la que medran diversas camarillas afectas al
gobierno, se hayan enriquecido escandalosamente en desmedro de la atención
hospitalaria de la educación en todos sus niveles, del adecuado suministro de
alimentos, medicinas, insumos y otros
bienes y servicios que necesita la gente.
Ante tales consideraciones, cabria
formularnos la pregunta: Deberían permanecer en el poder, los que aceleradamente
destruyeron al país que teníamos que, a pesar de sus problemas, era uno de los
más exitosos de América Latina? La respuesta que presumo que tendrá usted,
amigo lector, aunada a las referidas circunstancias y a la torpeza de gestión
de los autócratas que gobiernan, nos hacen pensar que el poder se les está yendo
irremisiblemente de las manos y que
debemos hacer todo lo necesario para acelerar esa realidad política.
Ese debe
ser nuestro compromiso con el país,
nuestra familia y nosotros mismos. Pongamos en marcha nuestras capacidades,
hagamos de la unidad nuestro baluarte para la acción. Aprovechemos cabalmente
la oportunidad de seleccionar a los que queremos que nos representen en la AN
y, al mismo tiempo, también la de rechazar a quiénes consideramos no aptos para
ejercer tan delicada y compleja función parlamentaria.
En síntesis, no
desperdiciemos la posibilidad de hacer sentir nuestra opinión, ratificar nuestra tradición democrática y valorizar
nuestra participación política para influir en los hechos venideros que
marcarán la suerte futura del país. Empujar los necesarios cambios que nuestra
conciencia y convicciones nos reclama,
no acepta demoras, dudas o vacilaciones; no habrá mañana si hoy no hacemos lo
que debemos hacer.
Si el 6 de diciembre acudimos masivamente a
votar por las fuerzas de la oposición, tengamos la certeza que habremos
colaborado con el inicio de una nueva etapa en el devenir político del país;
ese día estaremos iniciando el rescate
de Venezuela. ! A por ellos!
Pedro
Luis Echeverria
@PLEcheverria
No hay comentarios:
Publicar un comentario