El
paso de Chávez por el poder y la sucesión heredada por Maduro no pueden
discurrirse como hechos históricos fortuitos sin aquiescencia de un pueblo que
exigía los favores inmediatos provenidos de la lotería petrolera ofrecidos por
el finado. Éste, como gran populista, manipuló esa emoción y decidió
convertirse en jefe de ceremonia del sorteo y, en cadena nacional, giraba la
tómbola cacareando “premios para todos”. Hoy esa tómbola de la fortuna, después
del Dakazo, está semivacía y el sorteador de turno, confundido, no sabe qué
hacer.
¿Y ahora qué? El pueblo es humillado en colas soportando sol, lluvia, aglomeraciones, sermón policial y hasta represión para “preservar el orden necesario”. Pero el ultraje no queda allí. También debe sobrellevar deshonras proferidas por “notables revolucionarios” como Jacqueline Faría quien valoró las colas de “sabrosas” o del gobernador del Estado Bolívar, General del División (r) Francisco Rangel Gómez, quien ante la escasez de alimentos, mandó a “comer piedras fritas”. El finado ya había dictado cátedra al respecto cuando ante la escasez de agua sugirió bañarse “sabroso con totumas”.
Como
si fuera poco, el régimen ha decidido eliminar el atributo de los hipermercados
diseñados para facilitar la distribución y oferta de bienes de consumo
cotidiano en un solo recinto y a menor costo. Ahora han sido trocados en
depósitos de uso exclusivo para surtir las bodegas. En otras palabras,
reedición de esquemas del siglo XIX.
Más
allá de esos hechos en apariencia irrelevantes por su necedad, se revela la génesis de un proyecto destinado
a hundir aún más la dignidad del pueblo convertirlo hoy en un ente fosco,
“disciplinado”, que oscile siempre en la medianía. Nada nuevo. El dominio de
los mediocres ha sido siempre un retorcido instinto de los autoritarios para
arriar al disminuido. Al respecto el PAPA Francisco acotó: “no podemos
contentarnos con una vida mediocre”.
El
voluntarismo engañoso y escandaloso ha imperado como esquema de gobierno
durante 16 años. A Chávez no le importó el daño social que sus excesos
voluntaristas ocasionarían en épocas de “vacas no tan flacas” como ahora. El
derroche desbocado y la tolerancia frente la corrupción han impedido retomar el
ritmo productivo ineludible para el desarrollo. ¡Ostracismo puro!
El término criollo, muy vernáculo, “caíste por inocente” aplica muy bien al caso venezolano respecto de sus “revolucionarios auténticos” que se aturdieron ante la seducción cubana. La CEPAL estima que la economía venezolana, “socialista e igualitaria”, decrecerá el 6,7% para el 2015 mientras la cubana, “pecadora”, que mira hacia esquemas de libre mercado, crecerá un 4,7% en el mismo período. Ciertamente Obama hace milagros.
El
gobierno busca acabar con el estatus integrativo logrado con grandes
sacrificios y entrar en una etapa disgregativa forzada por una desabrida
izquierda con intereses personales. No concibe que en esta época de retroacción
cibernética es imposible restaurar un patronato de caudillos similar al
expandido entre 1848 y 1858.
La importancia de las elecciones del 6-D va más allá de la heredad de curules personales. Se trata de rescatar la institucionalidad necesaria para la equidad, el orden y la concordia perdida. Venezuela no requiere de un “jefe civil con bigotes”. La gente que creyó en la prédica de Chávez sobre la necesidad de un “César Democrático”, va a resarcirse el 6-D. No era César, y menos democrático. Basta ya de privilegiar el caudillismo a sabiendas de los daños ostensibles que ocasiona. La ruina del país para así lo evidencia.
No
es momento de “tirar la toalla”. La nación requiere de una conciencia colectiva
responsable para no seguir siendo víctima de este desatino histórico que
insiste en exhibir los fracasos como éxitos. ¿Son una conquista las colas
sabrosas, comer piedras fritas o bañarse con totumas? ¿No es acaso un discurso
de rebote hacia el primitivismo? La noción de Patria Regalona debe desvanecerse
de la psiquis colectiva y reivindicar el trabajo digno. Cambio posible sólo por
vía institucional; es decir, a través del voto.
Miguel
Bahachille M.
@MiguelBM29
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