viernes, 1 de abril de 2016

ANTONIO PÉREZ ESCLARÍN, SALARIO MISERABLE

La actual crisis económica está golpeando con especial dureza a todos los que vivimos de un sueldo. De ahí que cada vez más y más personas, para sobrevivir e incluso algunos pocos para enriquecerse, están asumiendo economías delicuenciales como el narcotráfico, la corrupción, el bachaqueo, la especulación inhumana y cruel que se ceba contra los propios vecinos, el contrabando, la vacuna y la matraca, el robo, los negocios sucios con la manipulación de los distintos tipos de cambio del dólar.

Hoy, en Venezuela, resulta prácticamente imposible vivir dignamente mediante un trabajo honesto y responsable, Conozco maestras que han dejado de trabajar porque el sueldo no les alcanza para pagar el transporte. Hay cantidad de escuelas y liceos donde faltan decenas de profesores porque han emigrado del país por pensar que aquí no tienen futuro o  se dedican a otras economías más rentables como chofer de taxi, cafeceros o cuidadores de carros.  Varios amigos   tienen el carro parado porque no consiguen baterías, cauchos o repuestos o, si los consiguen en el mercado negro,  no pueden pagarlos.

Enfermarse es una verdadera desgracia pues no se consiguen medicinas y en los hospitales públicos uno tiene que llevar hasta las sábanas, los algodones y las jeringas.  De este modo y contra la retórica que insiste en la necesidad de producir y trabajar para salir adelante, las políticas  económicas implementadas resultan un verdadero desestímulo al trabajo.

Desde el primero de marzo, y tras el anuncio presidencial, el sueldo mínimo (¡realmente mínimo o mejor miserable!) pasó a Bs. 11.578 mensual, lo que representa un ingreso diario de Bs. 385,26 que no alcanza ni siquiera para comprar medio kilo de papas en un mercado popular (están a 800 bs. el kilo)  o para una arepa, mucho menos una hamburguesa en un puesto callejero.

El salario ha sido aumentado cinco veces en los últimos 12 meses, pero sigue siendo miserable ante el costo de la Canasta Alimentaria Familiar (CAF), que según el Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas) se ubicó el pasado mes de febrero en Bs. 176.975,45. En consecuencia, para cubrirla se requieren al menos 15 salarios mínimos. ¿Cómo hacen las familias donde sólo trabajo uno o dos miembros?

A pesar de que el salario mínimo integral fue aumentado a Bs. 24.853, el venezolano deberá trabajar al menos siete meses para obtener la Canasta Alimentaria  Familiar de un mes, sin tomar en cuenta gastos en transporte, servicios públicos, educación, salud y recreación.

Para adquirir un kilogramo de queso blanco o un kilo de carne se requieren prácticamente cinco días  de trabajo. Para comprar unos zapatos o un pantalón se requieren entre dos y siete meses de trabajo. Para comprar una cocina o una nevera, más de 10 meses de trabajo. Para un celular, unos 33 meses de trabajo. Para un carro, nuevo o usado,  más de 12 años de trabajo y para comprar una vivienda más de trescientos años de trabajo, es decir, varias vidas.

¿Conocen estos datos los que nos gobiernan? Si los conocen ¿pueden dormir tranquilos y en verdad se creen su retórica de  que en Venezuela se está construyendo una nueva sociedad sobre las bases de la justicia y la prosperidad?

¿Cómo es posible que sigan culpando de esta situación  a una supuesta guerra económica y se nieguen a reconocer sus errores y emprender los cambios necesarios? La supuesta revolución del amor  a los pobres, en vez de sacar a las mayorías de la pobreza, terminó hundiéndonos  a casi todos en ella.

Antonio Perez Esclarin
pesclarin@gmail.com
@pesclarin
Zulia - Venezuela

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