La actual crisis
económica está golpeando con especial dureza a todos los que vivimos de un
sueldo. De ahí que cada vez más y más personas, para sobrevivir e incluso
algunos pocos para enriquecerse, están asumiendo economías delicuenciales como
el narcotráfico, la corrupción, el bachaqueo, la especulación inhumana y cruel
que se ceba contra los propios vecinos, el contrabando, la vacuna y la matraca,
el robo, los negocios sucios con la manipulación de los distintos tipos de
cambio del dólar.
Hoy, en Venezuela,
resulta prácticamente imposible vivir dignamente mediante un trabajo honesto y
responsable, Conozco maestras que han dejado de trabajar porque el sueldo no
les alcanza para pagar el transporte. Hay cantidad de escuelas y liceos donde
faltan decenas de profesores porque han emigrado del país por pensar que aquí
no tienen futuro o se dedican a otras
economías más rentables como chofer de taxi, cafeceros o cuidadores de carros. Varios amigos tienen el carro parado porque no consiguen
baterías, cauchos o repuestos o, si los consiguen en el mercado negro, no pueden pagarlos.
Enfermarse es una
verdadera desgracia pues no se consiguen medicinas y en los hospitales públicos
uno tiene que llevar hasta las sábanas, los algodones y las jeringas. De este modo y contra la retórica que insiste
en la necesidad de producir y trabajar para salir adelante, las políticas económicas implementadas resultan un
verdadero desestímulo al trabajo.
Desde el primero de
marzo, y tras el anuncio presidencial, el sueldo mínimo (¡realmente mínimo o
mejor miserable!) pasó a Bs. 11.578 mensual, lo que representa un ingreso
diario de Bs. 385,26 que no alcanza ni siquiera para comprar medio kilo de
papas en un mercado popular (están a 800 bs. el kilo) o para una arepa, mucho menos una hamburguesa
en un puesto callejero.
El salario ha sido
aumentado cinco veces en los últimos 12 meses, pero sigue siendo miserable ante
el costo de la Canasta Alimentaria Familiar (CAF), que según el Centro de
Documentación y Análisis Social (Cendas) se ubicó el pasado mes de febrero en
Bs. 176.975,45. En consecuencia, para cubrirla se requieren al menos 15
salarios mínimos. ¿Cómo hacen las familias donde sólo trabajo uno o dos
miembros?
A pesar de que el
salario mínimo integral fue aumentado a Bs. 24.853, el venezolano deberá
trabajar al menos siete meses para obtener la Canasta Alimentaria Familiar de un mes, sin tomar en cuenta
gastos en transporte, servicios públicos, educación, salud y recreación.
Para adquirir un
kilogramo de queso blanco o un kilo de carne se requieren prácticamente cinco
días de trabajo. Para comprar unos
zapatos o un pantalón se requieren entre dos y siete meses de trabajo. Para
comprar una cocina o una nevera, más de 10 meses de trabajo. Para un celular,
unos 33 meses de trabajo. Para un carro, nuevo o usado, más de 12 años de trabajo y para comprar una
vivienda más de trescientos años de trabajo, es decir, varias vidas.
¿Conocen estos datos
los que nos gobiernan? Si los conocen ¿pueden dormir tranquilos y en verdad se
creen su retórica de que en Venezuela se
está construyendo una nueva sociedad sobre las bases de la justicia y la
prosperidad?
¿Cómo es posible que
sigan culpando de esta situación a una
supuesta guerra económica y se nieguen a reconocer sus errores y emprender los
cambios necesarios? La supuesta revolución del amor a los pobres, en vez de sacar a las mayorías
de la pobreza, terminó hundiéndonos a
casi todos en ella.
Antonio Perez
Esclarin
pesclarin@gmail.com
@pesclarin
Zulia - Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario