Luego de la
contundente victoria de las fuerzas opositoras el 6D, la Asamblea Nacional pasó
a ser el único poder del Estado que no está bajo el control del ejecutivo o al
servicio del mismo. Ese resultado comicial, sembró un mundo de esperanzas en el
colectivo que aspiraba una actuación contundente del Parlamento para comenzar a
enderezar entuertos. No ha sido así. La sociedad ya está cansada, ansiosa de
acciones concretas que se traduzcan en
soluciones de los problemas que la agobian, sin embargo dichas soluciones no se
ven por ninguna parte. ¿Cuánto más tiempo puede soportar una población
humillada, hambreada, aterrada, sin que se produzca una reacción incontrolable?
No se sabe, pero de seguir las cosas como van, ese tiempo se acortará.
Al inicio, los
discursos en la AN fueron muy efectistas. Por fin, se escuchaba decir, se están
ventilando públicamente las barbaridades, los delitos cometidos por los
personeros del gobierno. Se han mostrado hasta la saciedad las pruebas de la
corrupción más desaforada, jamás vista antes. Mientras tanto, de la bancada
oficialista solo se escuchaban gritos, rechiflas, insultos, burlas.
Hoy por hoy no debe
haber dudas de que la desfachatez y el cinismo con los que se conducen estas
personas, es una política del gobierno y de las instituciones que tiene
secuestradas, para dejar que el tiempo pase y haga sentir los resultados que
tienen ellos planteados de un cambio total en el comportamiento de la
población, a través de su pauperización. De llevar a la sociedad a su total
anomia. De allí que se jactan de violar sistemáticamente la Constitución y las
leyes. No obedecer ninguna norma que emane de la AN es parte del plan que
siguen al pie de la letra. Es la conducta del malandro que impone sus propias
reglas en el barrio.
Por ello no deja de
sorprendernos las declaraciones de los diputados de la MUD, de economistas, de
dirigentes gremiales y tantos otros, quienes dicen que esperan que el gobierno
se percate que se necesita rescatar el aparato productivo. Que entienda que hay
que levantar el control de cambio. Que auspicie el diálogo para salvar el país.
Que debe garantizar la seguridad jurídica. Y un largo etcétera.
Mientras tanto la
gente de a pie sigue su vía crucis. Saltando de un lugar a otro para obtener lo
más básico de su alimentación. En una cacería de medicamentos para su salud. El
objetivo es mantenerlo ocupado en estos problemas de subsistencia para que no
tenga tiempo para pensar y menos para asistir a los llamados de concentraciones
y marchas.
Y uno se pregunta,
será que no han entendido que esto obedece a un guion según el cual el gobierno
no cambiará nada sino que mantendrá su conducta gatopardiana. ¿Qué hará la
mayoría de la AN que tiene el mandato del pueblo para efectuar un cambio, si el
gobierno no ejecuta lo ordenado en la ley de amnistía? ¿Qué tal si no admite la
nueva ley del Banco Central e impide por ejemplo que nuevos Directores del BCV
nombrados por la AN se presenten a ocupar sus cargos? Qué acciones tomará la AN
si el CNE insiste en su actitud obstruccionista. En ese sentido, el pueblo se
pregunta qué ha pasado con los diputados de Amazonas, van a seguir en el limbo
ad infinitum. ¿La AN se resignará sin chistar a aprobar leyes que el gobierno
acatará cuando le convenga o no acatará en absoluto?
¿Y la sociedad
organizada que hará? Los gremios, los colegios profesionales, los estudiantes,
las universidades, las academias, la iglesia, los sindicatos, las ONG, los
partidos, las cámaras de producción ¿Permanecerán inermes ante la anomia total
de la sociedad y que ésta se tribalice sin remedio? No se perciben las
respuestas.
Cesar
Augusto Manzano Zavala
neptuno42@gmail.com
Miranda
- Venezuela
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