Ante la premisa de maduro y cabello: “yo o el caos”, la
pretensión es la preservación del poder “como sea”, no les importa el presente
ni futuro del país. No es posible la subsistencia de la gobernabilidad cuando
maduro confunde los verbos “gobernar” y “mandar”, conceptos disímiles, gobernar
es dirigir con sabiduría los destinos de un país, mandar es un verbo de resonancia autocrática y
militarista, por eso en el estamento militar hay cadena de mando y no de
gobierno, están huyendo hacia
adelante para evadir la justicia, la
cual, en todo caso, le alcanzará.
Hay clara violación
a la carta magna, “mandar” a sus secuaces del Cartel de las Togas a
invalidar la actuación constitucional de la AN,
acaparar cuanto residuo de poder queda al alcance de sus manos, destruir
la poca institucionalidad que había en el país, desconocer el estado de derecho
y los derechos humanos en su idea de doblegar a todo el país.
Esta situación de debilidad con aparente fuerza ha
desatado el rechazo absoluto de la ciudadanía que busca un urgente cambio del
sistema de gobierno, esa arrolladora y equivocada acción de “mandar” y no
“gobernar” se diluirá en su propia inmediatez, inconsistencia y contradicciones.
Estamos en la hora de la audacia, no sólo de la
prudencia, ante un conglomerado ciudadano traicionado y violado en sus derechos
fundamentales, por tal razón, ante la vulgar arremetida oficial, la alternativa
es: más audacia, más proyección, más velocidad y más claridad frente a los
ciudadanos.
No podemos negar que a la AN le resguarda suficientemente
la base fundamental de buena política y prudencia, muestra inequívoca de que
estamos en la hora de audacia y no sólo de la paciencia, se trata de ir más
lejos, colocar a maduro y su claque en evidencia, arrinconarlos con
legislación, denuncias y propuestas que no puedan rechazar sin develar sus
actitudes hostiles y políticas delictivas, enfrentarlo con hechos que no pueda
negar, desarmarlo con iniciativas que revelen la inmensa voluntad de
cambio en contraste con su innata
intransigencia, dejarlo rezagado ante la visión transparente del rechazo
ciudadano a su persona, donde se haga evidente su propia insensatez y así,
emprender con firmeza, legitimidad absoluta e incuestionable apoyo ciudadano,
la difícil ruta de reconstruir a nuestra Venezuela.
Gobernar sin mayoría en el parlamento ha sido frecuente y
sano en las democracias presidencialistas contemporánea, sin que hubiera por
eso una crisis de gobernabilidad, siempre y cuando el presidente entienda que
su función es gobernar y no mandar, aun cuando creo que maduro y su secta no
está psicológicamente preparado para hacerlo,
por esa razón sólo vemos un panorama nacional devastado por una crisis
económica, moral, social y política, donde no hay claridad de rumbo debido a la
improvisación, la inmediatez, incapacidad, la corrupción y la mediocridad de
quienes mandan.
Mandar sin más es lo contrario de gobernar. Se parece en
que, aparentemente, son actividades que ejerce la misma persona; pero, si bien
se mira, unos son los verdaderos gobernantes y otro "el que manda”. El que
sólo manda no sabe escuchar, no se puede hablar con él; está acostumbrado a que
sus opiniones sean declaraciones. Pretenden ser la representación verdadera y
total del país, cuando no su encarnación.
Es la hora de la audacia política.
Fernando Facchin
Barreto
ffacchinb@gmail.com
@fernandofacchin
Carabobo - Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario