sábado, 5 de diciembre de 2015

ALBERTO JIMÉNEZ URE, HIPÓCRITAS PRETENDEN INVOCAR EL «EFECTO PLACEBO» ENMASCARANDO EL «EXTERMINADOR» DE LA HUMANIDAD


«No sorprende que los exterminadores de la Humanidad se arroguen la atribución de convocatorias internacionales para practicarse unciones fecales, como acicalándose, y alcancen el éxtasis con esos reality shows»

No son los «Gases de Efecto Invernadero» los que amenazan al planeta y especies que lo habitan. Empero, sí las tóxicas «flatulencias» de esos y esas bestias nada dignas congregadas en palacetes de naciones u organismos internacionales: cenáculos donde sus motivaciones son harto conocidas y en los cuales urden. En las repúblicas de donde proceden ejercen funciones de «azotes de barriada», sometiéndonos mediante inicuos «actos de jefaturales» (también descritos, en circunscripciones judiciales, como «de gobierno») En los inútiles y fastuosos convites de «excelentísimos», unos destacan más que otros: por sus expresiones «picarescas», «dramáticas», de «comediantes»,  «resentidos», «narcisos», «belicosos» o poses «mesiánicas».

Uno de esos sujetos  frunció su entrecejo y propuso una «Tribunal de Justicia Penal Mundial» para juzgar a quienes socavan la Tierra, olvidándose de la «Corte Penal Internacional» en cuyo banquillo de acusados debería estar para ser condenado por violar,  soberbiamente, los Derechos Humanos: en Ecuador, país que devasta virtud a un presunto mandato constitucional y conforme a los estatutos ilícitos de los (neo-tiranos) socialistas del Siglo XXI.

Cada cierto tiempo, los distintos «humanófobos» se suceden en la toma de la palabra. Todos, enemigos de nuestra especie: los que tienen fábricas de armas de guerra y las venden, que por ello tienen potestad para desaparecernos digitalmente. Con «bombas nucleares»,  «atómicas», de «hidrógeno», «químicas» y otras medio secretas. Al instante de escribir este texto, ninguno sabe cuánta pólvora se quema en combates entre «fanáticos de la violencia» que anhelan ser ovacionados por Alá, europeos cuyas conflagraciones no son tan «frías», «ultimomundanos» apertrechados con «escupefuegos» de origen imperial (rusos, chinos o «norteamericanos», según las preferencias e intereses financieros) y «civilizados» descendientes de aquellos degolladores franceses  que ahora no emplean la «guillotina» ni los  «azotes» sauditas sino «aviones caza bombarderos». En los cielos del planeta, en peligro de extinción, se perciben «objetos voladores sí identificados» defecando materia no orgánica para matar seres humanos.

Se sabe que el «Efecto Placebo» comporta una sanación imaginaria. No causa enfermedades ni científicamente las cura. Pero: el «Efecto Exterminador» se siente en la piel, es caliente y produce dolores físicos o psíquicos: es captado por los sentidos del «tacto», «vista», «olfato» y «oído». Por la Inteligencia o Razón Inmutable e Inmanente de la mayoría no trastornada. Señoras y señores que obligan ser reverenciados no son aptos para entenderlo. Alcanzan, tras timarnos, el «poder del mando político/filanciero/militar» para defender el «Efecto Exterminador» de nuestra especie y el Planeta Tierra.

Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor

Merida - Venezuela

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