Montaron la trampa,
pero se revirtió contra ellos. Ocho ataques contra la oposición de los cuales 6
con armas de fuego han ocurrido estos últimos días. El asesinato de Luis Manuel
Díaz, los ataques con disparos contra una concentración de seguidores de
Henrique Capriles con el resultado de varios heridos, las agresiones contra
María Corina Machado, la persecución y el hostigamiento a Lilian Tintori, el
sabotaje e incendio del avión en que
ella se desplazaba, el ataque a balazos contra Miguel Pizarro en Petare, la
embestida de los colectivos contra Richard Blanco, el ataque con bombas molotov
a una sede de Primero Justicia, y otras
acciones violentas en distintas ciudades del país contra candidatos de la
oposición no son hechos aislados. Son parte de una estrategia concebida y en
ejecución por parte del gobierno. Digo gobierno porque los autores son
elementos pagados por el régimen. No actúan por su cuenta.
Luis Manuel Díaz era
un modesto dirigente político en una localidad del interior. Pero su muerte ha
provocado una reacción internacional generalizada y unánime, no solo de parte
de altos funcionarios internacionales y de figuras y dirigentes destacados del
continente. También de algunos gobernantes que mantenían una actitud
ambigua y más bien benévola hacia el
chavismo.
El Alto Comisionado
de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad al Hussein emitió
un severo comunicado en el cual insta al gobierno a garantizar una adecuada
protección a los opositores político, “La investigación del asesinato de Díaz
debe ser independiente e imparcial. Que lleve ante la justicia no solo a
quienes lo perpetraron, sino también a los autores intelectuales de este
asesinato”. El Secretario General de la OEA advirtió que “el asesinato de un
dirigente político “es una herida de muerte a la democracia” y agregó: “Lo
sucedido no es un hecho aislado. Se da conjuntamente con otros ataques en una
estrategia que busca amedrentar”. El Departamento de Estado manifestó que las
campañas de violencia, miedo, intimidación no tienen cabida en democracia y
exigió al ilegítimo proteger a todos los candidatos en las elecciones
parlamentarias. El presidente Juan Manuel Santo ha dicho que “lo que sucedió en
Venezuela merece la condena del mundo entero”, el gobierno de Brasil emitió un
comunicado en el cual rechaza categóricamente la violencia, , Uruguay y Perú se
solidarizaron con lo dicho por el Secretario General de la OEA denunciando la
violencia en Venezuela, Chile ha hecho lo propio, el presidente del Gobierno
español, el Ministro de Relaciones
Exteriores de ese país y el candidato a
la presidencia del Gobierno español, Albert Rivera, han sido igualmente
categóricos en sus condenas, varias ONG, entre las cuales figura Human Rights
Watch han sido firmes y categóricas en sus denuncias por el asesinado de Díaz.
Mientras tanto, como
siempre, el régimen recurre a la única arma de defensa que tiene, la
descalificación. El gobierno pretende invertir los términos diciendo que se
trata de un intento de la oposición para sabotear el proceso electoral, que el
asesinato de Díaz está siendo usado para “enlodar “la campaña electoral, que es
un “ajuste de cuentas entre bandas rivales”, que es una trama internacional que
busca repetir el “golpe de Estado” del 2002, que en “la derecha no hay partidos
sino mafias y que la muerte de Díaz se origina en pugnas entre la mafias. El
ilegitimo ha llegado al extremo de afirmar que la oposición le pagó 50.000
dólares a quienes dispararon contra Díaz. Esa afirmación tan precisa acerca del
monto pagado debe ser porque esa es la suma que pagó el régimen a los asesinos.
El ilegítimo dice que el Secretario General de la OEA es “basura”. La canciller
dice que las declaraciones del Departamento de Estado son injerencistas,
insolentes y falsas y agrega que “es deplorable el apoyo que presta a las
bandas criminales conectadas con la oposición.
Empleando la
consabida táctica del espejo, que pretende convertir a la víctima en
victimario, al fin de semana pasado el
vicepresidente Arreaza afirmó ante el cuerpo diplomático acreditado en
Venezuela que la “ultraderecha” ejecuta un plan para hacer aparecer al
ilegítimo como el culpable de los hechos de violencia y aseguró que la
oposición ha desarrollado una “terrible arremetida mediática internacional”.
También aseveró que el acoso a Lilian Tintori es obra de “mercenarios
financiados por la ultraderecha” y que el gobierno tiene información de que a
esos mercenarios les pagan 50.000 dólares por “ir y hacer crímenes políticos.
Aquí cabe preguntar: ¿con que se sienta la cucaracha? ¿Tiene la oposición
venezolana capacidad para movilizar a gobernantes, personalidades
internacionales, medios de comunicación, ONGs? ¿No son acaso manifestaciones
naturales y espontáneas de rechazo a los atropellos, abusos y crímenes del
régimen? ¿Dispone la oposición de dinero
para contratar sicarios y para auto-agredirse o son los “colectivos” los
autores de los atentados?
Está claro que el
gobierno, exasperado porque sabe que será derrotado el 6 de diciembre, recurre
a métodos desesperados para tratar de salvar su pellejo. Esa escalada de
violencia contra la disidencia, además de amedrentar, persigue provocar una reacción irascible, impulsiva y agresiva de la oposición y de esa manera proporcionar al régimen una excusa para suspender las elecciones. Con
toda probabilidad en los pocos días que faltan para el 6 se intensificarán las
agresiones y no se puede excluir que ocurran otros homicidios.
Sabiamente la MUD ha reaccionado serenamente. No ha
caído en la trampa. Ha denunciado
severamente las agresiones y en el caso de Díaz ha exigido la captura y el
castigo del autor. Pero al mismo tiempo
continúa enérgicamente la campaña para apuntalar la victoria ya segura.
Quienes han caído en
la trampa son sus propios autores. El asesinato de Díaz ha producido una honda
conmoción, no solo en Venezuela sino internacionalmente. Gobiernos que hasta
ahora se habían mantenido indiferentes a lo que ocurre en Venezuela, ahora se
dan cuenta de que el ilegítimo y sus huestes son capaces de cometer cualquier
exceso, incluso recurrir al crimen político, para mantenerse en el poder.
Los ojos del mundo
observan con preocupación los excesos del régimen y su empeño en imponerse en
las elecciones “sea como sea” “cueste lo que cueste” según ha dicho el propio ilegítimo.
¡Venezolanos, todos a
votar el domingo sea como sea y cueste lo cueste y … a votar bien para
recuperar la Venezuela que todos queremos y veneramos!
Adolfo Taylhardat
adolfotaylhardat@gmail.com
@taylhardat
Caracas - Venezuela
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